Sunday, December 2, 2012

PRACTICAS BARRIALES Y FORMA URBANA EN LA BOCA

Texto publicado en ARQA.com
13 de mayo de 2009
http://arqa.com/esc/colaboraciones/practicas-barriales-y-forma-urbana-en-la-boca.html


En arquitectura, la palabra forma se aplica en dos sentidos, uno  genérico estricto y otro intencional de la voluntad de materializar algo que se percibe como informe. Bajo el segundo concepto, la primera evocación de forma de La Boca fueron las representaciones pictóricas románticas que han surgido como la intención de dar forma a los pantanos y playas originales, cuya laxa delineación se terminaba de componer con algún elemento vertical, como árboles autóctonos y/ o palos de barcos.
La materialización progresiva se fue dando con el asentamiento de las primeras casas liberadas del Código más estricto de Buenos Aires, ya que La Boca estaba separada físicamente del Centro por un gran espacio de tierra sin fraccionar (los terrenos de los Brittain). Además, no se generó como Barracas siguiendo una vía comercial, sino informalmente por las actividades del puerto, lo que generó tendencias hacia estructuras urbanas fractales.

La traza era más bien un diseño regulador, donde dominaron las formas de organización semi-rural de baja densidad, con la trama abierta, incluyendo vivienda y huerta hasta avanzado el SXVII. La vivienda se ubicaba indistintamente en el terreno, según el mejor lugar de ubicación de la huerta y el gallinero. Aclaremos que, si bien los mapas antiguos delimitan las calles, espacialmente la vivencia era muy distinta, ya que las calles eran de tierra y conformaban un continuum con los terrenos baldíos y los arroyos. Es decir, morfológicamente, la manzana, la cuadrícula que tanto intentamos reproducir por su carácter de modelo primigenio, no existía en la práctica, sólo en los planos.......
Las casetas dieron paso a conventillos, con corredores tortuosos y patios, que ocupaban –ocupan- corazones de manzana, con veredas en desnivel para cuidarse de las constantes inundaciones. Recién en los últimos años se ha intentado ¨rectificar¨ las formas en pro del saneamiento y las artes del ¨buen construir¨. En este sentido, diremos que La Boca, visto como sistema complejo, es autopoiético con las siguientes características:

.- Autónomo, autoregenerativo en su original independencia con respecto a la capital, autosuficiente en su propia red recursiva.
.- Operativamente cerrado, a través de la historia no requirió la intervención externa para que el sistema produzca sus componentes, aún cuando existan algunos puntos de apertura con sus entornos (ej. el puerto local de cabotaje que significó durante varios años el puerto provincial).
.- Estructuralmente determinado, porque está capacitado para aplicar invarianzas específicas a sus estados, específicamente a la forma compleja mantenida a través de los años. Sus habitantes no han adoptado estructuras ajenas a la identidad barrial (ej. Oposición a los proyectos de Casa Amarilla), ya que mediante sus propias operaciones –autoproducción- producen sus propios elementos, afianzados con las resoluciones de las juntas barriales. Sin embargo, este desempeño no significa que el sistema sea insensible al entorno, sino que permanentemente desarrollará operaciones selectivas que le ayudarán a reorganizar sus recursos y modificar sus estructuras, hasta ahora, y a pesar de las propuestas de los planificadores, dentro del mismo modelo morfológico.
Los ejemplos de prácticas del habitar, citados a continuación, serán una buena ilustración del comportamiento del sistema autopoiético.

Un proceso significativo y que también nos desvía de las formas originales es la gentrificación de La Boca. El término alude a la recuperación de las áreas residenciales centrales y a su resurgimiento comercial, que generalmente acompaña procesos de aumento de valor de las propiedades, expulsándose así las familias pobres. Esto acarrea la transformación del espacio construído y la aparición de nuevos habitantes, como  los turistas, y los nuevos temas de diseño como museos, bares, galerías de arte, negocios de regalos, que no guardan relación con las construcciones originales.

Los integrantes de las organizaciones barriales, los vecinos en general, se confrontan en consecuencia, en dos facciones básicas que disputan los nuevos usos y fisonomía de los viejos lugares: preservacionismo y progresismo. La primera postura, apela a respetar la historia rigurosamente y subordina la introducción de cualquier uso nuevo que atente contra la identidad. La segunda postura, más positiva y flexible a los criterios de intervención urbana, aspira al desarrollo comercial y turístico.
Los preservacionistas incorporan cuestiones sociales en su discurso y reconocen a las familias de bajos recursos como gran parte de La Boca y entienden que los más carenciados no pueden ir a los restaurantes destinados a turistas.
Por el contrario, los progresistas pretenden mejoras en la calidad de vida y restauraciones largamente soñadas, independientemente de a quién están destinadas. Por ejemplo, las obras de defensa costera, mitigan las inundaciones y eso es lo que les importa, no el resultado final del paisaje.

Un proceso significativo y que también nos desvía de las formas originales es la gentrificación de La Boca. El término alude a la recuperación de las áreas residenciales centrales y a su resurgimiento comercial, que generalmente acompaña procesos de aumento de valor de las propiedades, expulsándose así las familias pobres. Esto acarrea la transformación del espacio construído y la aparición de nuevos habitantes, como  los turistas, y los nuevos temas de diseño como museos, bares, galerías de arte, negocios de regalos, que no guardan relación con las construcciones originales.
Los integrantes de las organizaciones barriales, los vecinos en general, se confrontan en consecuencia, en dos facciones básicas que disputan los nuevos usos y fisonomía de los viejos lugares: preservacionismo y progresismo. La primera postura, apela a respetar la historia rigurosamente y subordina la introducción de cualquier uso nuevo que atente contra la identidad. La segunda postura, más positiva y flexible a los criterios de intervención urbana, aspira al desarrollo comercial y turístico.
Los preservacionistas incorporan cuestiones sociales en su discurso y reconocen a las familias de bajos recursos como gran parte de La Boca y entienden que los más carenciados no pueden ir a los restaurantes destinados a turistas.
Por el contrario, los progresistas pretenden mejoras en la calidad de vida y restauraciones largamente soñadas, independientemente de a quién están destinadas. Por ejemplo, las obras de defensa costera, mitigan las inundaciones y eso es lo que les importa, no el resultado final del paisaje.
Boca, de esa forma se cumpliría con tres metas: una mayor oferta de viviendas, producción de trabajo y recomposición del lastimado tejido urbano del barrio.
¨Como opción al intento gubernamental, los vecinos –muchos de ellos representantes de asociaciones barriales– plantearon que, con igual inversión que la prevista para el proyecto oficial, se levante la misma cantidad de techos pero diversificados a lo largo y ancho de toda “La Boca del Riachuelo”, como les gusta llamar al barrio. Están convencidos de que así se evitaría dañar con un edificio gigante la fisonomía de la  zona y además se facilitaría la socialización de los nuevos vecinos que ocuparían las casas con los habitantes actuales¨. (Martínez Ruhl, en Página 12, Enero 2007)


La ayuda técnica que diera sustento al proyecto la brindó la Universidad de Morón, una de cuyas cátedras se ofreció para realizar un estudio ambiental y de sustentabilidad que apoya y completa el plan de construcción pensado por los vecinos.
A principios del 2007, la Legislatura convirtió el proyecto en ley. La flamante ley declara en emergencia urbanística y ambiental “en lo que hace a la vivienda, servicios, equipamiento, espacios verdes y de actividades productivas al sector delimitado por las avenidas Regimiento de Patricios, Martín García, Paseo Colón, Brasil y Pedro de Mendoza”, es decir, todo el barrio de La Boca. (Martínez Ruhl, en Página 12, Enero 2007)
Este hecho comentado por Martínez Ruhl es sumamente importante, y demuestra que la morfología urbana de La Boca, incomprendida por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ha sido interpretada inconscientemente por sus vecinos, como producto de su cultura y vivencias. Como barrio –ciudad-, la  Boca se desarrolló como un sistema vivo que mantuvo continuos cambios estructurales internos generados por sus interacciones con el medio en el que actúa como totalidad, consecuentemente nada ajeno al sistema puede determinar las evoluciones estructurales de la forma.

A pesar del ámbito multicultural, vemos aquí una transversalidad que es una constante en nuestra existencia histórica y sobrepasa los límites del barrio. Estas consideraciones implican un cambio de los paradigmas tradicionales de la planificación urbana, produciendo una evolución en los modelos de análisis de morfología urbana: toda propuesta de mejora del asentamiento podría ser posible, en tanto no se vulnere el conjunto de indicadores urbano-ambientales, ni la identidad del barrio-pueblo-ciudad en cuestión.



Todas las fotos, excepto por la primera imagen del Riachuelo pertenecen a Myriam Mahiques

REFERENCIAS.

Aslan, L. , Joselevich I., G. Novoa, D. Saiegh, A. Santaló, Buenos Aires La Boca 1885-1970, Inventario de Patrimonio Urbano, SICYT, UBA, Buenos Aires,1990
Boletín Informativo Techint. La Boca. Identificación de proyectos para su puesta en valor. Buenos Aires. No 249, septiembre-octubre 1987.

Bucich, Antonio. Cuadernos de Buenos Aires VII, “El Barrio de La Boca. La Boca del Riachuelo desde Pedro de Mendoza hasta las postrimerías del siglo XIX”. Municipalidad de Buenos Aires, 1970

Clementi, Hebe. Protagonistas de La Boca...un pueblo. Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires. 2000

Herzer, Hilda. Di Virgilio, Mercedes. Lanceta, Máximo. Martínez, Lucas. Redondo, Andrea. Rodríguez, Carla. El Proceso de Renovación Urbana en La Boca: Organizaciones Barriales entre Nuevos Usos y Viejos Lugares. En HAOL (Historia Actual on Line), Núm. 16, 41-62. 15 de Junio de 2008.
http://www.historia-actual.com/HAO/Volumes/Volume1/Issue16/esp/v1i16c5.pdf

La Nación. Información General. ¨Vientos de cambio soplan sobre el dañado paisaje de La Boca¨. Publicado en edición impresa y on line. 6 de octubre 1997.

López Salón, Mariángeles. ¨Los conventillos de La Boca ya no serán de chapa¨. En La Nación on line. 16 de Agosto de 1998

Martínez Ruhl, Eugenio. ¨La Boca, diseñada por sus vecinos¨. En Página 12. 13 de Enero de 2007.

Páez, Jorge. El Conventillo. Colección Grandes Exitos. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1976

Planos de Buenos Aires Siglos XVIII, XIX y XX. Museo Histórico de la Ciudad y Biblioteca de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.

Silvestri, Graciela. El color del río. Colección Las ciudades y las ideas. Universidad Nacional de Quilmes. Buenos Aires, 2003

Suárez, Francisco M. Con el corazón en la boca. Las metáforas de una inundación. En Desbordes, Inundaciones y Diluvios. Desastres y Sociedad. No3. Año 2. Universidad de Buenos Aires.




Saturday, October 13, 2012

ACERCA DE LA ESTÉTICA DE LAS RUINAS

REFERENCIA PARA ESTA PUBLICACIÓN:
Revista digital ARQA.COM. 5 de Noviembre de 2009

Ruinas de Hiroshima. Arte digital de Myriam B. Mahiques
Beichuan, China. 2008

En los últimos treinta años, luego de la inclinación postmodernista de homenajear al pasado con edificios de estética kitsch,  ha habido un resurgimiento de la restauración arquitectónica que implica que las ruinas, como tema, han estado bajo un proceso de  reconocimiento de su valor implícito. Es así que muchos edificios fueron reciclados independientemente de su esteticismo. Paralelamente a estas actividades de restauración, ha surgido una nueva corriente arquitectónica sustentada por la arqueología y la geografía cultural que considera estos productos reciclados como artefactos reducidos a un artificio. En contraposición, se tiende a celebrar a las ruinas fragmentadas e incompletas en sí mismas.
Estos conceptos tienen su precedente en el Renacimiento, cuando una elite cultural consideró que las ruinas eran remanentes legibles, como un repositorio de conocimiento escrito. Las ruinas se tomaron como ejemplo de arquitecturas purificadas para una nueva apreciación de su belleza innata y su venerable decaimiento, al punto que las excavaciones de Pompeya y otros descubrimientos en Roma, marcaron sus huellas en los estilos arquitectónicos del SXVI.
En el SXVII, las ruinas son la imagen de desastres naturales en el curso de la historia humana, las ciudades de la antigüedad se reverencian como solemnes sepulcros; es la ley de la naturaleza que todo caerá irremediablemente en ruinas.

Ruinas de Grozny
Ruinas Romanas en Palmira
Kowloon City. China

Albert Speer, el arquitecto de Hitler, avanzó sobre el tema en la década del ´30, proponiendo la idea de valor de las ruinas, en su publicación ¨Die Ruinenwerttheorie¨ (La Teoría del Valor de las Ruinas), donde el edificio debía ser diseñado de tal manera que en caso de su eventual colapso, dejaría en pie ruinas estéticamente agradables que pudieran perdurar sin mantenimiento. Speer, no sólo construyó el modelo del Zeppelin en Nuremberg, sino que también mostró cómo aparecería en ruinas luego de cientos de años. Su expectactiva residía en que los restos torcidos de hierro despertaran el mismo heroico entusiasmo que los grandes edificios del pasado que habían conmovido a Hitler. Para los edificios públicos, Speer proponía no utilizar estructuras de hierro en lo posible, ya que estos materiales no se verían como ruinas estéticamente aceptables. Esta ideología nazi indicaba que la fuerza de las ruinas debería superar las generaciones, y mostrar, indestructibles, que el imperio, si bien decadente, impondría su marca en el futuro a través del espíritu de lo que fuera su grandeza.

Ruinas en la península de Kola
Reconstruyendo (Rebuilding) Detroit
Ruby, Arizona
Politburó soviético
Politburó soviético

Es muy difícil definir lo que son las ruinas; por definición, son los restos irreparables de la construcción humana por un acto o proceso destructivo;  no podemos hablar de ellas como objetos, por más que sabemos que algún día alcanzarán su final, la cuestión reside en como se alcanza este final. Por un lado, tenemos las ruinas artificiales, como algunos diseños de arquitectos deconstructivistas o bien estructuralistas, como es el caso de las ciudades de excavación artificial de Peter Einsenman en Alemania; por otro lado, los pueblos abandonados por diversas causas, como cercanía a centrales nucleares; o ciudades prácticamente destruídas por catástrofes naturales (sismos, huracanes, inundaciones), por confrontaciones en guerras (Kosovo, Servia, Irak..), donde no se puede determinar si lo que se ha destruído es parte del proceso destructivo de la guerra, o se ha logrado por acciones criminales o quizás porque el edificio ha sido identificado como un blanco cultural y su desaparición afecta a la memoria colectiva. La interpretación entonces se vuelve moral o religiosa, dejando de lado el esteticismo, según sea vista desde el pasado o el presente del edificio. Tanta diversificación lleva a una distinta comprensión de los conceptos de ruina y es así como nos despiertan sentimientos de respeto, emoción, melancolía, ante su vista. Y hasta terror si tomamos en cuenta que los egipcios sistemáticamente destruían sus restos edilicios creyendo que el sitio estaba maldito, y, de acuerdo a las leyendas tiraban sal al área en cuestión como símbolo de eterna esterilidad. (Bevan, p.19).
El crítico George Bataille, citado por Bevans, ha sugerido que los monumentos (en referencia a edificios públicos) pueden no sólo simbolizar al enemigo, sino serlo ellos mismos. Así, las piedras de la Bastilla fueron partidas y vendidas como souvenirs –casi reliquias- y lo mismo se repitió con los fragmentos del muro de Berlín 200 años más tarde.
Si bien las ruinas ya no muestran el edificio original, pueden imbuirse de un nuevo significado, logrando ser contenedores de memorias y transformarse en monumentos funerarios (memorials), más explícitos que los restos de las guerras. Tal es el caso del ¨Muro de los lamentos¨ (Wall of sorrows), un edificio abandonado en East Cleveland, Ohio, que fuera vivienda de vándalos y traficantes de drogas; ahora es un recordatorio a los caídos por la violencia urbana. La transformación se estableció a partir de los amigos y parientes de los difuntos que comenzaron a colgar pedazos de aglomerados de madera con los nombres pintados de las víctimas, luego se pintaron murales y se agruparon ofrendas. El edificio, si bien derruído en su materialidad, ha cobrado nueva vida liberándose de la arquitectura y transformándose en una suerte de obra de arte vernacular.

En teoría, hay dos formas de percibir las ruinas:
La teoría clásica donde el objeto es percibido como un fragmento de un todo anterior: el sujeto entiende el fragmento como parte del pasado, al que reconstruye con su imaginación, en consecuencia, el fragmento es una unidad estética a la que se la encuentra placentera. En este caso, el interés estético parte de la reconstrucción imaginada, y  no de la contemplación del edificio original.
La teoría romántica, donde la percepción presente de la ruina hace que el sujeto piense en el pasado, luego el fragmento provoca asociaciones mentales en la persona que percibe, que resultan ser un misterio, dado que no se sabe los hechos que han sido asociados con la ruina; por momentos, el sujeto vive imaginativamente en el pasado y descubre su condición inalterable.
Sin embargo, las reconstrucciones mentales no son tan sencillas, porque las ruinas interactúan con la naturaleza, son absorbidas por ella, cambian en el tiempo, situación dinámica que es parte de la estética de las ruinas. Para ser objetos estéticos, las ruinas necesitan quien las perciba, más allá de la mera descripción, como sucede con cualquier pieza de arte.
Una situación intermedia, sería que el sujeto se base en su materialidad actual y las encuentre dignas de consideración, por derecho propio, así la ruina se percibe como una escultura formalmente agradable, se aprecia por lo que sencillamente se ve sin el recurso de la reconstrucción del todo original atado a un pasado borroso.

Actualmente las ruinas se han popularizado y son tema de escenografías, pinturas, fotografías, juegos digitales, como analogías de sociedades decadentes. En Detroit, un grupo anónimo de cuatro artistas que se llaman a sí mismos Objeto Naranja, ha llevado a cabo actos de reclamación de ruinas en forma sumamente artística, en el  2006. Ellos lo llaman Detroit Demolition Disneyland (DDD). Armados de pintura naranja brillante de las series de Mickey Mouse, han transformado una colección de estructuras abandonadas marcadas para demolición. El objetivo es que los residentes, al verlas, se percaten del estado de los edificios derrumbándose a su alrededor y promuevan una solución. Este ejemplo está literalmente forzando a la comunidad a que valore las ruinas y tome una decisión para con ellas, tal vez dejarlas como objetos de arte?, tal vez reciclarlas si es posible? O arrasarlas definitivamente?. Sólo los habitantes sabrán cuál es la decisión correcta.

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

La electrografía sobre las ruinas de Hiroshima pertenecen a Myriam B. Mahiques.
Las fotografías de Grozny y el baño en ruinas con cuadros del Politburó ruso pertenecen a Sergei Loiko.
Las fotografías de la ciudad amurallada de Kowloon City, en las afueras de Hong Kong y Ruby, Arizona fueron bajadas de weburbanist.com
Foto de Beichuan, China, sismo 2008 de
Ruinas en la península de Kola, Rusia. http://englishrussia.com/?p=2389
Rebuilding Detroit. De http://places.designobserver.com/entry.html?entry=1144

REFERENCIAS

Bevan, Robert. The Destruction of Memory. Architecture at War. Londres. 2007
Dillon, Brian. Fragments form a History of Ruin. Issue 20 Ruins Winter. In Cabinet Magazine. 2005/2006
Sidoriuc, Marius. The Concept of Ruins and the Ruins of Concepts. International Journal of Philosophy of Culture and Axiology, vol. VI, no.1/2009. Rumania.
Strayer, Jeff. Art and Nature. Philosophy of Arte.

NOTA: un lector de Arqa.com solicita que cite la referencia de  ¨por definición, son los restos irreparables de la construcción humana por un acto o proceso destructivo". Según este lector, es la traducción al castellano de la definición de Robert Ginsberg en su libro editado en Inglés "The aesthetic of ruins."
Las referencias de mi texto están citadas y no he leído el libro de Ginsberg. Tal vez haya citado desde algún otro sitio o del libro de Bevan que tengo en mi biblioteca. Tampoco he verificado si lo que dice el lector es correcto, supongo que sí.

Sunday, September 30, 2012

Laberintos y Ciudades

Artículo publicado en El Librepensador, 19 de Octubre de 2009
 CIF: B-99216863 | ISSN: 1989-2624


Fractales con connotaciones de laberintos. Generados por Myriam B Mahiques

Los laberintos han sido construidos en muchas culturas, en todos los continentes; los arqueólogos han encontrado sus trazas en datas de 4000 años atrás. También se especula que este símbolo data del período paleolítico (20.000 AC) en arte prehistórico en las rocas. El laberinto se sustenta en un modelo universal de desorientación, con una cualidad psico-somática que desata nuestra experiencia. Su significado se expresa tanto a nivel consciente (arquitectura) como inconsciente (memoria y experiencia).
El laberinto o maraña es una buena analogía para describir ciudades de estructuras de tendencia fractal. Más que el modelo geométrico en sí, la ciudad es un laberinto sólo para los usuarios no alertas, o los extranjeros. Por más que las sensaciones y sentimientos se enardecen, ellos no saben cómo desplazarse, desconocen cómo salir de allí. En las ciudades antiguas, la analogía está vista en la red de caminos y corredores de su construcción tangible, pero en la ciudad moderna, se refiere a la atracción y el temor que ella transmite. En ambos casos, el mismo estado psicológico es producido: confusión, desorientación. En este sentido, como dice Walter Benjamín, la ciudad moderna se vuelve un Teseo dentro del laberinto del Minotauro...

Theseus y el laberinto.Bajado de www.maui.net/Miserere

El laberinto más conocido es el de siete circuitos. El autor de ¨Through the Labyrinths¨, Herman Kern, especula que han sido originados en el período Neolítico, en los rituales de observación celestial donde la forma psíquica espiralada crea una disposición de danza y movimiento hacia un punto central; o posiblemente en cultos en cuevas en los que las cavernas tortuosas simbolizaban las entrañas de la Madre Tierra. Sin embargo, Henri Lefebvre, afirma que el laberinto fue una construcción político militar diseñada para atrapar a enemigos; también servía como palacio, fortificación, refugio, antes de volverse símbolo.
El movimiento se debe considerar independientemente del motivo gráfico. Kern sugiere que el camino en los siete circuitos tiene una conexión cultural y antropológica; el camino interno, luego el circuito externo con un punto central al que se debe llegar y salir, tienen una metáfora implícita del camino de la vida a la muerte y luego a la resurrección. El círculo, representaría el todo. Este sería un verdadero laberinto de Teseo, donde no hay calles sin salida que engañen al explorador, sólo se trata de un solo recorrido que se dirige inexorablemente al centro, y de allí, se regresa a la salida. Según Humberto Eco, el punto importante consiste en tener al Minotauro en el centro, el terror viene porque uno no sabe dónde encontraremos al Minotauro.

Laberinto. De Leonora Carrington

Existe otro tipo de laberinto, cuyo término en inglés es ¨maze¨, y que traduciré tentativamente como ¨maraña¨. Esta tipología es una red, a la que Deleuze y Guattari llaman rizoma. El rizoma, al igual que su concepto análogo en botánica, se constituye de caminos (raíces) que se interconectan, no hay centro, ni periferia, ni salida, potencialmente es infinito. En filosofía rizoma describe entradas múltiples, no jerárquicas y puntos de salida en datos, son su representación e interpretación. Es difícil ver la extinción de un rizoma, ya que siempre uno nuevo está emergiendo. O sea, no es un laberinto en sentido estricto, sino una ¨maraña¨ que admite rutas alternativas.
En paisajismo, el laberinto ha logrado un ¨revival¨ de los antiguos estilos geométricos de jardín; suele diseñarse con una intrincada red de caminos, generalmente cerrada con arbustos, donde no es posible ver el centro. Se utilizan también como caminos ¨sanadores¨ que ayudan a lograr la estabilidad emocional. La persona necesita caminar, sumergirse en él, luchar por encontrar el centro, porque es imposible advertirlo de una sola mirada. Estos laberintos se han construido en prisiones, centros de rehabilitación de drogas, centros médicos y por supuesto en jardines domésticos. Una vez dentro de ellos, la orientación racional de disturba, el iniciado confundido pierde temporalmente su camino  para entrar en conexión con la naturaleza.

Saturday, September 29, 2012

HABITAT E IMAGINARIO EN LAS VIVIENDAS CHICANAS: DEL ESPACIO URBANO Y LA VIVIENDA AL CUERPO HUMANO


AUTOR: Arq. Myriam B. Mahiques
DEPENDENCIA: Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Buenos Aires
Texto para el Congreso Iberoamericano de Teoría del Habitar. ALTEHA 2008
SELECCIÓN TEMÁTICA: Eje 1
6-Representaciones e Imágenes como instrumentos simbólicos

INTRODUCCIÓN

El análisis en las mas finas escalas cambia el énfasis desde el estudio de la forma urbana hasta la comprensión de los emplazamientos estructurales de objetos-imágenes en las viviendas, situados en posición relativa al espacio.
En esta escala, nos convertimos en parte de la escena como observadores, lo que es completamente distinto a la observación aérea, en la que necesitamos abstraernos y generalizar.
La comunicación cultural contiene componentes verbales y no verbales;  esta comunicación ayuda a los grupos culturales a comportarse de una manera aceptable para los miembros de su grupo.

Es nuestro interés en este texto, indagar un proceso de decodificación de la información provista por el medio ambiente físico, incluyendo el imaginario. Conceptualmente, definimos imaginario como la fase del proceso perceptivo que aporta materialidad a la interpretación de la “realidad” que un grupo consiente en otorgarle a hechos, objetos e imágenes, en una determinada época. 

Tomamos aquí el ejemplo de las viviendas de familias mexicanas en California –chicanas-, por su fuerte formación iconoclástico-religiosa, católica y azteca.

Luego de un reconocimiento inmediato de los motivos, hemos de estudiar que los objetos-imagen de aspecto discreto, emplazados originalmente en las viviendas como producto de la represión y la prudencia, se desarrollan en planos bidimensionales para luego intentar invadir –mas que ocupar- el espacio, a través de grupos que forman a su vez subespacios emplazados según la necesidad y el sentimiento familiar.
Finalmente, hemos de enfatizar la importancia psico-sociológica de los conceptos descriptos y sugerir pautas de diseño arquitectónico a considerar.

ORIGEN Y CONTEXTO

     Pero la fenomenología de la imaginación no puede ser satisfecha con una reducción que haría a la imagen un subordinado medio de expresión: ella demanda, por el contrario, que las imágenes se vivan directamente, que sean tomadas como eventos repentinos en la vida. Cuando la imagen es nueva, el mundo es nuevo.
(Gaston Bachelard, ed. 1994. Traducción personal del inglés)

La imagen esta atada a su espacio; sin embargo, las imágenes aztecas han sido en principio, erróneamente contextualizadas en el ámbito medieval latino de creencias populares y terror; lo que ha conllevado a falsas categorizaciones. Así, la palabra imagen, cuya raiz proviene de imago –fantasma-, ha atravesado la denominación de fantasma-demonio-idolo. Este último, objeto de aniquilación, a no ser que se transforme en objeto de arte...
Fernández de Oviedo, en sus Crónicas Indias, expresa su consternación  ante la proliferación de “imágenes infernales” indigenas:

     En Terra Firma no solo ellos (los indios) toman placer en poner estas diabólicas y perversas imágenes de sus ídolos de oro, piedra, madera y tierra, sino que las reproducían en tatuajes, en la joyería, sobre los muebles, en sus casas, en todos los lugares que los nativos pudieran.
(traducción personal, adaptada al castellano. Images at War, S. Gruzinski, p.20)

Este escenario idoloclástico no pudo ser separado del proyecto Cortesiano fundado en la piedad Ibérica. La fijación de los “viejos cristianos” con las imágenes surgió reforzada en la Reconquista.
Los conquistadores desembarcaron con imágenes celestiales pintadas y esculpidas, entre volúmenes arquitectónicos de organizaciones espaciales “nuevas”; y, sin lograr confirmar la inexistencia de la divinidad autóctona mediante la substitución y destrucción absoluta, se permitió la persistencia de la ambigüedad del imaginario, realizándose destrucciones parciales, intercambios, substituciones, y asociaciones entre las divinidades de ambos universos, hasta conformar un nuevo imaginario como expresión sin habla  del principio organizativo del universo, reproducido por doquier.

La Virgen fue bienvenida por las tribus, probablemente como Madre de sus dioses. Al punto que, en períodos de paz, en el Templo Mayor, la cruz y la Virgen se exponían juntamente con ídolos paganos –inevitablemente asociados con demonios-.

El imaginario se constituía, así, en oposición entre el bien (la figura cristiana, imágenes pintadas, esculpidas, talladas) y el mal (los ídolos). (1) Esta situación de creencias, ha dejado una huella imborrable en nuestros tiempos.

La figura cristiana en la época de Cortés, se entendía como tricotomía desde el modelo celestial a la copia terrestre: el modelo celestial (en si mismo); la copia en el objeto (material constituyente); el poder emanado de la imagen (acción).
Sin embargo, el indígena artista, cuya función primordial era la reproducción de las nuevas imágenes arribadas, carecía del concepto europeo de la escritura como trazo de la conversación y la pintura como visión de la realidad: sus pinturas en pieles, en los Códices, eran ilustraciones y escrituras, grafismo e iconicidad al mismo tiempo. Dicho estilo de pintura mexicana ha intentado capturar el principio de  las cosas y la estructura del universo.


IMAGINARIO DENTRO DE LAS VIVIENDAS.

A los fines de establecer una clasificación, separaremos el habitat doméstico en cuatro items cuya descripción tiene como objetivo demostrar que la inclusión del imaginario chicano es recurrente en escalas sucesivas.


  1. Exposición de objetos: relación proxémica.

Una casa constituye un cuerpo de imágenes que le dan a la humanidad pruebas o ilusiones de estabilidad” (G. Bachelard, ed. 1994. Traducción personal del inglés)

La adoración indígena no se limitaba a la figura antropomórfica. La represión y la prudencia, los condujo a convivir entre objetos de apariencia inconspicua, a los que se les atribuía presencia divina. Estos objetos, nos resultan muy familiares hoy en día dentro de las casas mexicanas en California: flores (originalmente ofrecidas a Camaxtle)(2); piedras con forma de corazón (el corazón de los sacrificios); espejos (con la propiedad del “habla”); un asiento frente al cual se situaba un recipiente con pollo, pasta de choclo o tamales. Es discutible si estos objetos eran “en memoria de” o un “objeto memoria” al que se adoraba.
Actualmente, la acumulación de objetos–imágenes en una casa chicana persiste, y podría considerarse excesiva y confusa si no han de tenerse en cuenta los aspectos históricos que originaron este modelo. La saturación espacial actual esta  ligada íntimamente a la producción pictórica barroca de fines de SXVI y la llegada de pintores europeos a México. La imagen barroca, se cubría de alegorías en busca de la sofisticación y multiplicidad de significados –Eruditio y Artificio-. Bajo la Inquisición de Torquemada, en México, Dios se convirtió en un collage de atributos y símbolos: pájaros, mariposas, vegetación; Dios se forjaba en la tela como creador absoluto que regía sobre los hombres y la naturaleza.
No solo en el arte, sino también en la arquitectura religiosa vemos las mismas construcciones cognitivas; entre la proliferación de columnas, cornisas, pórticos, los frescos que aún permanecen en varios lugares, dan muestra de un tratamiento de decoración recurrente: la saturación de las imágenes cubriendo las paredes. (3)

En los interiores domésticos, todavía coexisten imágenes aztecas entremezcladas con la Virgen de Guadalupe, cruces, estampitas, y no faltaran las flores, ni la cocina en plena actividad, ni souvenirs, sillones con estampados florales, fotos, estatuillas varias, etc. Entendemos que la comunidad, dividida ya en grupos cristianos y católicos de fe muy arraigada, ha perdido la comprensión del significado original del objeto, porque la información ha precedido a la imagen (por medio de la narración de mitos, de ciertos eventos,etc). Esta comunicación previa disminuye la posibilidad de interpretaciones. Sin embargo, los objetos aun se exponen como en los primeros tiempos, conteniendo además, un valor emocional que la memoria colectiva les ha asignado. Si el objeto es religioso, aun se lo cree plausible de emanar poder y “otorgar respuesta a las plegarias”.

En este punto, nos resulta interesante remarcar la relación estrecha de la Proxemia característica de la cultura mexicana con los hechos expuestos mas arriba.
El termino “proxemics” fue acuñado por el antropólogo Edward T. Hall en 1963, cuando investigaba el uso humano del espacio personal. Este espacio informal es caracterizado por una zona o “burbuja” que varía, según los individuos, circunstancias y cultura. Los individuos perciben una distancia “confortable” para interacciones personales que será la apropiada para diferentes tipos de mensajes.
En el marco de inmigraciones masivas de mexicanos a California, es habitual que alguna habitación u habitaciones se renten a otras familias, de allí la consecuente acumulación de objetos y muebles de gran tamaño, que incluso exceden los bordes de las habitaciones . Sin embargo, hemos comprobado que aún si la familia vive sola, el fenómeno se produce igualmente, independiente de la jerarquía social. Una familia adinerada, colocará, por ejemplo, objetos mas ostentosos que una familia humilde y completará con obras de arte, a veces de dudosa calidad, pero sin lugar a dudas, de gran escala.


F1. Interior de vivienda en el Sur de CA. Vease el tamaño de la cruz en la totalidad de la pared;  a continuación, se cuelga la imagen azteca. Un antecedente interesante es el que menciona Serge Gruzinski (2001, p. 158): en 1692 un español de Guadalajara ha debido dar explicaciones a un tribunal acerca de la mezcla de imágenes que tenia colgando en sus paredes: Cristo, la Virgen, y emperadores romanos! (archivos personales, 2005)


F2. Interior de una vivienda en Los Angeles. Las flores, infaltables. Las estampitas se han ubicado sobre el calefactor. A la derecha, los recuerdos en fotos familiares. (archivos personales, 2006)

2. Altarcitos

En el siglo XIX dos facciones surgieron en la iglesia católica en México y Texas: sacerdotes que denigraban a los Chicanos por sus tradiciones religiosas y, aquéllos que, por el contrario, trabajaron en la comunidad brindándoles su ayuda. Esta situación indefinida, provocó que los Chicanos interpreten al catolicismo en sus propios términos. Ellos observaban los días santos tradicionales, pero a menudo ignoraban prescripciones religiosas; la tradición no sancionada fue llevada entonces al hogar, con la realización de altarcitos. Con ellos, el catolicismo fue usado para paliar la subordinación social y afirmar la identidad cultural.
El aislamiento geográfico dió comienzo a una religiosidad centrada en el hogar, y esta manifestación aun puede verse en pequeñas mesas con iconografía, todo rodeado de flores y con una gran cruz colgando en la pared.

“Ellos selectivamente tomaron de la Iglesia lo que los ayudaba a hacer sentido de sus vidas, como generalmente gente pobre y oprimida que proclamaba su identidad. No dependientes de la iglesia, ni pasivos acerca de ella en la vida, los Tejanos insistían en ser católicos en sus propios términos, y usaron su sentido único de religiosidad para sostener y aun celebrar su existencia”. (Roberto Treviño, 2005. Traducción personal del inglés).

Las mujeres chicanas tienen una fuerza espiritual y social sustentada por los Altarcitos. Como guardianas de la religión y el hogar, ellas influenciaron a la comunidad y transmitieron valores culturales, dando soporte emocional a las familias que vivían en un medioambiente hostil.
Con la combinación de crucifijos, estatuas de la Virgen Maria, Jesucristo y santos con fotos de los miembros extintos de la familia, más los objetos asociados a ellos, el altar en el hogar chicano rinde honores a la familia, mientras que conecta a los vivos con los muertos. (Teresa Malcom, 2003).

El altar del Dia de los Muertos es una variante del altar doméstico. El día de Los muertos es una celebración religiosa en todo México y California, el 2 de Noviembre, y se rinde honores a la memoria de los miembros de la familia que han “partido”. La ceremonia está relacionada con el calendario agrícola prehispánico, ya que ésta era la única celebración que tomaba lugar cuando comenzaba la cosecha.
Las familias construyen altares en sus hogares y/o en cementerios y plazas, exponiendo las fotos de los muertos, colocadas a su vez junto a íconos religiosos. Se los acompaña con ofrecimientos de comida horneada con formas simbólicas de cráneos y otras alegorias.
Este festejo cristiano es una mezcla de creencias pre-colombinas y parten de la creencia que solo la carne decae, pero no el alma. La vida y la muerte son vistas en una unidad, en un ciclo infinito. La muerte puede ser una venganza a la vida, porque nos libera de las vanidades en las que vivimos y nos convierte a todos, al final, en un saco de huesos.
Por lo tanto, la muerte puede ser interpretada como un chiste; los cráneos y elementos correspondientes, son expuestos en el altar, en un orden no euclidiano.


F3. Altar domestico en una vivienda de Costa Mesa. (archivos personales. 2005)


F4. Altar del dia de los muertos. (Google images)

  1. PAISAJISMO DOMESTICO

     “Este lado” y “mas allá” son leves repeticiones de la dialéctica entre el adentro y el afuera: todo toma forma, aun el infinito.
(Gaston Bachelard, ed. 1994. Traducción personal del inglés)

El adentro y afuera tienen su dialéctica de división, que en primera instancia nos sugiere barreras, un cambio en la geometría o bien, como en la teoría de conjuntos matemáticos, una exclusión, donde rápidamente se advierten las reglas.
Dejando de lado el estricto punto de vista geométrico, abstrayéndonos en los elementos integrantes de la vivienda chicana, descubriremos que no hay rígidas barreras, el espacio interior se continua con un porch, patio cover, galería, hasta fundirse en el jardín, y dentro de estos espacios, el imaginario se extiende a las paredes exteriores, atraviesa el jardín y culmina en las calles, sobre las paredes de los negocios, las ventanas, altares en las esquinas, estatuas acarreadas en procesiones, estandartes...


F5. Mural callejero y altarcito (Google images).

Otra forma de exposición del imaginario es el paisaje, y el jardín. En el SXVII y XVIII, los “ídolos” e íconos mantenían una influencia poderosa, invisible, desde sus lugares de locación, a veces en entierro o escondite, seleccionados en encrucijadas de calles, vergeles, lugares de paso privilegiados. Esta ubicación se mantiene en algunas viviendas chicanas, en las que la imagen cumple ahora una función protectora. La Virgen es la estatua central de una fuente, los ángeles se muestran en altorrelieve al frente de la vivienda, o se colocan en pequeñas hornacillas entre la flora típica que invade el jardín en una recreación microgeográfica de México en California.


F6. La Virgen como motivo de la fuente. (Archivos personales, 2005)


F7. El ángel y la Virgen como guardianes de la casa. Véase que el ángel de madera se superpuso a la ventilación del ático. La Virgen de Guadalupe se encuentra arriba, y es una imagen de papel con un nylon que la protege. (Archivos personales, 2005)

      
4. IMAGINARIO Y CUERPO HUMANO

Si bien hay elementos fijos que persisten en una cultura, otros elementos a observar son aquellos no fijos, o semi fijos, que son mas periféricos y plausibles de cambio a lo largo del tiempo.

El “ixiptla” ha sido la manifestación palpable del imaginario, en la utilización del cuerpo humano, no como representación, sino como encarnación viva del dios al que se representaba. El rito podría realizarse también mediante la ingesta de alucinógenos, este hábito, solo permitido a los nobles de la tribu. (4)
Entre los rituales descriptos por las Crónicas, eran habituales la vestimenta de estatuas y el consumo “alimenticio” de imágenes en los sacrificios. Este ultimo ritual a modo de “ixiptla”, evoca reminiscencias del consumo Eucarístico. En el rito, el dios se hacia presente en una suerte de hierofanía: lo sagrado le daba a la comunidad valores, dirección y propósito en una relación absolutamente estrecha con el ser humano. Al punto que si la imagen investida de  “sobrenaturalidad” no cumplía con las expectativas, una persona podía insultar, dañar, romper, ensuciar, quemar, cortar, clavar la imagen, según la dimensión de su enojo.

La relación del imaginario con el cuerpo –el cuerpo barroco-, la encontramos también en el uso de máscaras, ornamentos y tatuajes o pinturas sobre la piel. En las teatralizaciones de los indígenas conversos, el vestuario y la escenografia de montañas y edificios cobraban gran importancia como marco de los personajes celestiales. Para reforzar las creencias, los monjes manipulaban el artificio en una suerte de “efectos especiales” con primitivas maquinarias.  Los ángeles, el Espíritu Santo, parecían bajar del cielo y la Virgen era ascendida a una nube....(Gruzinski, p. 91).

La vestimenta actual es un reflejo de identidad. La ropa se cubre de bordados, indistintamente masculina o femenina; la mesa se cubre con manteles bordados, las camas, sillones y cortinas con pesadas telas estampadas. El tema predilecto del estampado son las flores y temas religiosos.
En una transmutación de los conceptos, la imagen se consume con calaveritas de azúcar en el Día de Todos los Muertos; la teatralidad se ha volcado a los músicos y al wrestling (lucha libre) y las máscaras y capas multicolores de los luchadores ya no representan a los dioses y guerreros, pero si a la convicción de pertenencia al grupo social.
Luego, así como los objetos trascienden los espacios, la iconografía se estampa en las telas, se convierte en reliquia obtenida del Santo y luego traspasa dichas telas hasta llegar al cuerpo cubierto de joyería, la que deja entrever tatuajes generalmente de la Virgen, o figuras aztecas; nunca dragones ni arabescos, que son considerados parte de otras culturas. El tatuaje pasa a ser una currícula de vida.


PRODUCCIÓN MASIVA: AL ALCANCE DE LOS MEDIOS MASIVOS

A fines del SXVI, ya en la era de la imagen barroca, los indígenas residentes en México dieron lugar a una reproducción masiva de pinturas, generalmente monocromas, en las que las líneas intentaban mostrar la “realidad”, y el “espacio” se dividía en dos planos a modo de una rudimentaria perspectiva. El espacio pictórico era bidimensional, y la jerarquización no respondía a las posiciones de los componentes, sino se lograba con imágenes en distintas escalas, armadas en el plano sin orden aparente.
Esta aproximación ilusoria a la perspectiva, persiste al día de hoy en el arte popular, especialmente en las pinturas sobre papeles reciclados.
Algunos investigadores sostienen que este esquema geométrico de características fractales, era una técnica estandarizada y una herramienta universal en las composiciones del mundo prehispánico en Mesoamérica. Y estas reglas han sido transmitidas de generación en generación.(Elizondo Burkle, 2001)

A mediados del SXVI, se comienza a gestar una propaganda Marianistica que encendió las llamas de un patriotismo embriónico. Los milagros se sucedían, de pueblo en pueblo y la Inquisición los aceptaba sin demasiadas cuestiones. El lanzamiento del culto guadalupano se dio en coincidencia con las persecuciones contra los judíos. Por lo tanto, estos dos proyectos han surgido –entre otros eventos- de maniobras prenacionalistas cuyo objetivo –al menos en el México colonial- era lograr que las culturas heterogéneas compartieran un solo imaginario. El imaginario político y público incluía también imágenes paganas, temas mitológicos fundamentalmente en los arcos y monumentos funerarios. Sutilmente, la elite social e intelectual se separaba de las masas que no podían “leer”  la pompa barroca. (5)


F8. Interior de una casa lujosa. Obsérvese como la imagen gana en tamaño, el color es dorado y prevalece el lenguaje pagano. Detrás, la pintura de angeles. Arriba, la pintura muestra un abstracto de máscara. Y a la derecha, el papiro egipcio. (Archivos personales, 2007)


Esta producción masiva tenía un límite, ya que no se permitían imágenes en lugares sucios o profanos, como ser platos, botones, sellos, etc. Un límite que fue derribado por el tiempo y se abrió al comercio barato; la proliferación del objeto-imagen se ha devenido luego en el encanto, desencanto, comercialización masiva y estetización de hoy en día; constituidos en expresión cultural del grupo étnico, se han vuelto inseparables de la espacialidad doméstica en las viviendas chicanas.
La comunicación apunta ahora a las emociones surgidas de las experiencias vividas. Las máscaras profanas cuelgan de las paredes junto con los cuadros de la Ultima Cena; Jesús y la Virgen se representan en murales, vasos, velas, llaveros, remeras, panfletos, etc. Como decía Oviedo en sus crónicas, en todos los lugares que se pudiera. Salvaguardando las diferencias, claro está, que no estamos lidiando con los antiguos demonios.....
La relación entre el significado de la imagen y el del objeto de referencia –en un nuevo contexto de industrialización- es sumamente complejo. (Ya que la estética surge cuando disminuye la información y crece el significado).
La venta de productos en medios televisivos ha mostrado ser altamente creíble y efectiva; a pesar que en lo que atañe a imaginario, difícilmente podremos establecer una separación entre educación y propaganda.
La cobertura televisiva del día de la Virgen de Guadalupe, en Downtown Los Angeles, da prueba de ello. La concentración de fieles se ha filmado en medio de entrevistas, cantos, aplausos, carteles.
La expresión masiva ha ganado la calle, y así como en la época colonial, los estandartes, flores y estatuas  cubren cada rincón urbano.



F9-F10. Una pulsera con talla de Jesucristo en la cruz. Una vela con la Virgen de Guadalupe tallada. Estos productos se consiguen por Internet, o simplemente en un supermercado o tienda de regalos. (Google images)


PENSAMIENTOS FINALES. Ciencia vs Diseño
(O más bien intentando comprender a Pedro).

     Es la situación social que influencia el comportamiento de la gente, pero es el medio físico el que provee las pistas... Esto sugiere que las disposiciones (settings) de alguna manera comunican un comportamiento esperado si las pistas pueden ser leídas.. (Amos Rapoport, 1982. Traducción personal del inglés)

Nos trasladamos al 2005, estamos en casa de Pedro y su numerosa familia, en las montañas de Riverside, California.
La casa de Pedro es la típica Californiana de madera, con galería al frente y techos a varias aguas. Si bien no es lujosa, tiene “master bedroom” con baño incorporado, y jacuzzi. La familiaridad no requiere de puerta; la puerta al baño se ha quitado y en su lugar, cuelga una cortina de grandes flores. Los objetos de nuestro interés, han excedido el espacio interior, y siguen apilados en el terreno, en cantidades de latas a reciclar y trastos. También han cobrado vida: a lo largo de la galería, se han colgado una cantidad de jaulas, con sus respectivos pájaros y palomas.
Le advierto a Pedro que hay un pájaro muerto sobre la jaula de la primera paloma. Por supuesto, explica divertido, “este pájaro lo queríamos mucho, se nos murió durante la mudanza. Y ahí lo ubicamos”. Pedro, quien ha cubierto sus brazos, manos y pecho con joyas de oro para estar “presentable” a los visitantes, sabe que el clima seco y caluroso momificará al ave en cuestion, que se ha convertido en un objeto de cariño como el crucifijo que pende en su pecho. Y no parece ser casual, que la ubicación seleccionada para él, sea bajo un subespacio, a su vez sobre otro, próximo a otro........ No hay evocaciones estéticas aquí, sino un punto de vista tradicional del mundo natural.

En su aislamiento, esta familia no se siente sola. Tenemos la montaña, explica Pedro, “y si aguza la vista, verá el lago........” -Solitaria comunión con el paisaje-.

Las creencias han modelado el mundo social chicano y establecido una fuerte relación con el comportamiento. Versluis nos advierte sobre las perspectivas materialistas de interpretaciones modernas, y sostiene, en referencia a las culturas tradicionales sudamericanas y centroamericanas que su significación no proviene de aspectos sociales o económicos, sino de su propia cosmología. (Arthur Verluis, 1992).

Intentando seguir un modelo de interaccionismo simbólico, hemos analizado brevemente el material pictórico-gráfico, también aquél que no ha sido producido conscientemente; hemos formulado interpretaciones de hechos selectos para  dar sentido a una situación compleja y evaluar cómo un determinado grupo social vive y siente en su medioambiente.
En el caso de Pedro, como otros tantos, no podemos lograr un reconocimiento inmediato del imaginario a nivel parcial representacional, ni siquiera cuando los objetos se muestran en toda su realidad, porque su significado esta determinado en abstracción, precisamente por la nulificación de lo conocido o lo percibido críticamente por culturas ajenas. Esforzándonos en la decodificación, veremos que la representación trasciende la descripción y nos permite descubrir la naturaleza del imaginario que vislumbramos ya como necesidad del grupo chicano. No podremos juzgar los modelos desde la estética. Esta actitud sería condenar al modelo como carente de significado.

La Iglesia católica de la conquista ha sido la mayor contribuyente al imaginario chicano, dando soporte a los innumerables milagros, apariciones, sueños, visiones. Los milagros eran en si mismos “ixiptlas” cristianas, aceptados naturalmente por los indígenas. La memoria de estos signos no corresponde a conexiones del cerebro humano sino a estructuras del medio social, en otras palabras, de la memoria colectiva. Por lo tanto, la decodificación puede llegar tan lejos en el tiempo como sea posible.

Resumiendo, la imagen religiosa barroca ha participado en la formación del re-afirmado imaginario actual. La relación ser humano-imagen ha evolucionado y en el espacio de la vivienda chicana, la imagen ha dejado de ser evangelizadora para volverse interpretativa bajo otros medios muy distintos a los originales.
Al confrontar imágenes, se puede recurrir a medios de gramáticas visuales, como modelos matemáticos. Como hemos mencionado, las evaluaciones de las composiciones domésticas chicanas han demostrado morfologías fractales.
A pesar de la regularidad constructiva de la vivienda, nuestra comprensión del espacio es altamente sensitiva al contexto y, ante los cambios e interferencias en la escala, percibimos un cambio geométrico. Si bien la morfología de la vivienda es regular, el interior se vuelve complejo y de características fractales. Estas descripciones matemáticas deben ser llevadas a un nivel semiótico a los fines de un análisis exhaustivo.
La composición espacial rompe la convencionalidad de la vivienda standard norteamericana y se opera en complejas “grillas perceptuales” cuya estructura es producto del inconsciente emocional que intenta expresar la estructura del universo.

Como investigadores, observamos atentamente al medioambiente y tratamos de organizar lo desconocido y otorgarle significado; como diseñadores, reorganizamos el medioambiente conocido a fines de crear algo totalmente nuevo.
En consecuencia, hemos de sugerir, que en nuestro compromiso de arquitectos, debiéramos saber combinar ambas habilidades. El arte, ha de enriquecer nuestra ciencia, y a la hora de diseñar para una determinada comunidad, respondiendo a rígidos Códigos, no hemos de obviar a los pequeños objetos que son parte de la decoración, animales y vegetación, a los que se les ha atribuido leyendas de vida, ya que ellos dan dinamismo y razón de ser a la vivienda y por ende a la comunidad. 

NOTAS

(1)     El ídolo era sentenciado a ser destruido, a no ser que escapara al oprobio y se exportara a las cortes de Europa, ya como objeto de arte.
(2)     El término flores no alude a un ramo en un florero, ni a un arreglo floral comercial. Es importante destacar que las flores suelen colocarse en un plato, pueden ser rosas secas, o flores artificiales rodeando los cuadros o esparcidas en guirnaldas sobre el mueble superior de cocina. Las flores en platos, dispuestas horizontalmente, recuerdan mas bien un ofrecimiento.
(3)     Los monjes intentaban recrear el ámbito europeo del que provenían.
(4)     El Ixiptla es la concepción indígena de la encarnación viva del dios en una persona,  opuesta a la representación. No solo se realizaba por  la Virgen, Jesús o los Santos sino que en sus orígenes se tomaban dioses aztecas. Por ejemplo, el Ixiptla de Tezcatlipoca tenía standares fijos: se seleccionaba un muchacho atractivo y culto que seria la personificación de Texcatlipoca por un año entero, previo a su sacrificio.
(5)     El imaginario doméstico incluyo otros personajes distintos a los Santos, como –por ejemplo- monjas, hacia las cuales la gente sentía gran devoción. La imagen de la monja era rápidamente incluida en altares privados. Ahondando en la incomprensión del dogma, hallamos imágenes de la Divina Trinidad mostrada como tres cabezas que parten de un mismo cuello. Es probable que este error se origine en el paganismo romano, escondido en el catolicismo de los españoles.


BIBLIOGRAFÍA

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BACHELARD, Gaston. The Poetics of Space. The classic look at how we  experience intimate places. Boston, EEUU. Beacon Press, 1994

BURKLE, Elizondo Gerardo. Fractal Geometry in Mesoamerica. In Symmetry: Culture and Science. Vol 12. Nos 1-2, 201-214. 2001 Digitalizado in 2004

GRUZINSKI, Serge. Images at War. Mexico from Columbus to Blade Runner. EEUU. Duke University Press. 2001

GRUZINSKI, Serge. The Mestizo Mind. The Intellectual Dynamics of Colonization and Globalization.  New York. Routledge. 2002

MALCOM, Teresa. Creating sacred space: altars in Hispanic homes have a long and rich history that feminists and new immigrants in the U.S. are reclaiming.(Family Life). In National Catholic Reporter, November 14th, 2003. (High Beam Research on line)

RAPOPORT, Amos. The Meaning of the Built Environment. A Nonverbal Communication Approach. Beverly Hills, California. Sage Publications inc.  1982

TREVINO, Alejandro. Mexican Americans and Religion. In The Handbook of Texas on line. Texas Historical Association. 2005?

VERLUIS, Arthur. Sacred Earth. The Spiritual Landscape of Native America. Inner Traditions International, Vermont. P. 96-97. 1992