REFERENCIA PARA ESTA PUBLICACIÓN:
Revista digital ARQA.COM. 5 de Noviembre de 2009
Ruinas de Hiroshima. Arte digital de Myriam B. Mahiques
Beichuan, China. 2008
En los últimos treinta años, luego de la inclinación
postmodernista de homenajear al pasado con edificios de estética kitsch, ha habido un resurgimiento de la restauración
arquitectónica que implica que las ruinas, como tema, han estado bajo un
proceso de reconocimiento de su valor
implícito. Es así que muchos edificios fueron reciclados independientemente de
su esteticismo. Paralelamente a estas actividades de restauración, ha surgido
una nueva corriente arquitectónica sustentada por la arqueología y la geografía
cultural que considera estos productos reciclados como artefactos reducidos a
un artificio. En contraposición, se tiende a celebrar a las ruinas fragmentadas
e incompletas en sí mismas.
Estos conceptos tienen su precedente en el Renacimiento, cuando una elite
cultural consideró que las ruinas eran remanentes legibles, como un repositorio
de conocimiento escrito. Las ruinas se tomaron como ejemplo de arquitecturas
purificadas para una nueva apreciación de su belleza innata y su venerable
decaimiento, al punto que las excavaciones de Pompeya y otros descubrimientos
en Roma, marcaron sus huellas en los estilos arquitectónicos del SXVI.
En el SXVII, las ruinas son la imagen de desastres naturales en el curso de
la historia humana, las ciudades de la antigüedad se reverencian como solemnes
sepulcros; es la ley de la naturaleza que todo caerá irremediablemente en
ruinas.
Ruinas de Grozny
Ruinas Romanas en Palmira
Kowloon City. China
Albert Speer, el arquitecto de Hitler, avanzó sobre el tema en la década
del ´30, proponiendo la idea de valor de las ruinas, en su publicación ¨Die
Ruinenwerttheorie¨ (La Teoría del Valor de las Ruinas), donde el edificio debía
ser diseñado de tal manera que en caso de su eventual colapso, dejaría en pie
ruinas estéticamente agradables que pudieran perdurar sin mantenimiento. Speer,
no sólo construyó el modelo del Zeppelin en Nuremberg, sino que también mostró
cómo aparecería en ruinas luego de cientos de años. Su expectactiva residía en
que los restos torcidos de hierro despertaran el mismo heroico entusiasmo que
los grandes edificios del pasado que habían conmovido a Hitler. Para los
edificios públicos, Speer proponía no utilizar estructuras de hierro en lo
posible, ya que estos materiales no se verían como ruinas estéticamente
aceptables. Esta ideología nazi indicaba que la fuerza de las ruinas debería
superar las generaciones, y mostrar, indestructibles, que el imperio, si bien
decadente, impondría su marca en el futuro a través del espíritu de lo que
fuera su grandeza.
Ruinas en la península de Kola
Reconstruyendo (Rebuilding) Detroit
Ruby, Arizona
Politburó soviético
Politburó soviético
Es muy difícil definir lo que son las ruinas; por definición, son los
restos irreparables de la construcción humana por un acto o proceso
destructivo; no podemos hablar de ellas
como objetos, por más que sabemos que algún día alcanzarán su final, la
cuestión reside en como se alcanza este final. Por un lado, tenemos las ruinas
artificiales, como algunos diseños de arquitectos deconstructivistas o bien
estructuralistas, como es el caso de las ciudades de excavación artificial de
Peter Einsenman en Alemania; por otro lado, los pueblos abandonados por
diversas causas, como cercanía a centrales nucleares; o ciudades prácticamente
destruídas por catástrofes naturales (sismos, huracanes, inundaciones), por
confrontaciones en guerras (Kosovo, Servia, Irak..), donde no se puede
determinar si lo que se ha destruído es parte del proceso destructivo de la
guerra, o se ha logrado por acciones criminales o quizás porque el edificio ha
sido identificado como un blanco cultural y su desaparición afecta a la memoria
colectiva. La interpretación entonces se vuelve moral o religiosa, dejando de
lado el esteticismo, según sea vista desde el pasado o el presente del
edificio. Tanta diversificación lleva a una distinta comprensión de los
conceptos de ruina y es así como nos despiertan sentimientos de respeto,
emoción, melancolía, ante su vista. Y hasta terror si tomamos en cuenta que los
egipcios sistemáticamente destruían sus restos edilicios creyendo que el sitio
estaba maldito, y, de acuerdo a las leyendas tiraban sal al área en cuestión
como símbolo de eterna esterilidad. (Bevan, p.19).
El crítico George Bataille, citado por Bevans, ha sugerido que los
monumentos (en referencia a edificios públicos) pueden no sólo simbolizar al
enemigo, sino serlo ellos mismos. Así, las piedras de la Bastilla fueron partidas
y vendidas como souvenirs –casi reliquias- y lo mismo se repitió con los
fragmentos del muro de Berlín 200 años más tarde.
Si bien las ruinas ya no muestran el edificio original, pueden imbuirse de
un nuevo significado, logrando ser contenedores de memorias y transformarse en
monumentos funerarios (memorials), más explícitos que los restos de las
guerras. Tal es el caso del ¨Muro de los lamentos¨ (Wall of sorrows), un
edificio abandonado en East Cleveland, Ohio, que fuera vivienda de vándalos y
traficantes de drogas; ahora es un recordatorio a los caídos por la violencia
urbana. La transformación se estableció a partir de los amigos y parientes de
los difuntos que comenzaron a colgar pedazos de aglomerados de madera con los
nombres pintados de las víctimas, luego se pintaron murales y se agruparon
ofrendas. El edificio, si bien derruído en su materialidad, ha cobrado nueva
vida liberándose de la arquitectura y transformándose en una suerte de obra de
arte vernacular.
En teoría, hay dos formas de percibir las ruinas:
La teoría clásica donde el objeto es percibido como un fragmento de un todo
anterior: el sujeto entiende el fragmento como parte del pasado, al que
reconstruye con su imaginación, en consecuencia, el fragmento es una unidad
estética a la que se la encuentra placentera. En este caso, el interés estético
parte de la reconstrucción imaginada, y
no de la contemplación del edificio original.
La teoría romántica, donde la percepción presente de la ruina hace que el
sujeto piense en el pasado, luego el fragmento provoca asociaciones
mentales en la persona que percibe, que resultan ser un misterio, dado que no
se sabe los hechos que han sido asociados con la ruina; por momentos, el sujeto
vive imaginativamente en el pasado y descubre su condición inalterable.
Sin embargo, las reconstrucciones mentales no son tan sencillas, porque las
ruinas interactúan con la naturaleza, son absorbidas por ella, cambian en el
tiempo, situación dinámica que es parte de la estética de las ruinas. Para ser
objetos estéticos, las ruinas necesitan quien las perciba, más allá de la mera
descripción, como sucede con cualquier pieza de arte.
Una situación intermedia, sería que el sujeto se base en su materialidad
actual y las encuentre dignas de consideración, por derecho propio, así la
ruina se percibe como una escultura formalmente agradable, se aprecia por lo
que sencillamente se ve sin el recurso de la reconstrucción del todo original
atado a un pasado borroso.
Actualmente las ruinas se han popularizado y son tema de escenografías,
pinturas, fotografías, juegos digitales, como analogías de sociedades
decadentes. En Detroit, un grupo anónimo de cuatro artistas que se llaman a sí
mismos Objeto Naranja, ha llevado a cabo actos de reclamación de ruinas en
forma sumamente artística, en el 2006.
Ellos lo llaman Detroit Demolition Disneyland (DDD). Armados de pintura naranja
brillante de las series de Mickey Mouse, han transformado una colección de
estructuras abandonadas marcadas para demolición. El objetivo es que los
residentes, al verlas, se percaten del estado de los edificios derrumbándose a
su alrededor y promuevan una solución. Este ejemplo está literalmente forzando
a la comunidad a que valore las ruinas y tome una decisión para con ellas, tal
vez dejarlas como objetos de arte?, tal vez reciclarlas si es posible? O
arrasarlas definitivamente?. Sólo los habitantes sabrán cuál es la decisión
correcta.
CRÉDITOS
FOTOGRÁFICOS
La electrografía
sobre las ruinas de Hiroshima pertenecen a Myriam B. Mahiques.
Las fotografías
de Grozny y el baño en ruinas con cuadros del Politburó ruso pertenecen a
Sergei Loiko.
Las fotografías
de la ciudad amurallada de Kowloon City, en las afueras de Hong Kong y Ruby,
Arizona fueron bajadas de weburbanist.com
Foto de Beichuan,
China, sismo 2008 de
Ruinas en la
península de Kola, Rusia. http://englishrussia.com/?p=2389
Roman ruins in
Palmyra. www.theodora.com/.../syria/syria_photos_20.html
Rebuilding Detroit. De
http://places.designobserver.com/entry.html?entry=1144
REFERENCIAS
Bevan, Robert. The Destruction of Memory. Architecture at War. Londres.
2007
Dillon, Brian.
Fragments form a History of Ruin. Issue 20 Ruins Winter. In Cabinet Magazine.
2005/2006
Sidoriuc, Marius. The Concept of Ruins and the Ruins of Concepts. International Journal of Philosophy of Culture and
Axiology, vol. VI, no.1/2009. Rumania.
Strayer, Jeff. Art and Nature. Philosophy of Arte.
NOTA: un lector de Arqa.com solicita que cite la referencia de ¨por definición, son los restos irreparables de la construcción humana por un acto o proceso destructivo". Según este lector, es la traducción al castellano de la definición de Robert Ginsberg en su libro editado en Inglés "The aesthetic of ruins."
NOTA: un lector de Arqa.com solicita que cite la referencia de ¨por definición, son los restos irreparables de la construcción humana por un acto o proceso destructivo". Según este lector, es la traducción al castellano de la definición de Robert Ginsberg en su libro editado en Inglés "The aesthetic of ruins."
Las referencias de mi texto están citadas y no he leído el libro de Ginsberg. Tal vez haya citado desde algún otro sitio o del libro de Bevan que tengo en mi biblioteca. Tampoco he verificado si lo que dice el lector es correcto, supongo que sí.